En el camino|Vive Colombia viaja por ella

Mi abuelo vacacionó una o dos veces en su vida, su padre estoy seguro que ninguna. Quiero decir que gran parte de las generaciones anteriores no tuvieron en su vida como prioridad “el viaje “nosotros, en cambio, habitantes y testigos de los siglos XX y XXI tenemos como objetivo:  conocer.

Viajar es tal vez el verbo que más deseamos, no importa que las estadísticas muestren unas cifras vergonzosas de pobreza, el turismo en el mundo entero mueve gran parte de las economías, aunque sea un poco paradójico viajamos en medio de la pobreza.

El paraíso prometido por la publicidad en todas sus dimensiones está a la mano: basta abrir cualquier diario o página de internet para encontrarnos por tierra mar o aire nuestro pedazo de cielo. Aunque de lo que quiero hablar ahora es de la tierra, particularmente de los viajes por carretera.

El eslogan “Vive Colombia viaja por ella” tan promocionado por los últimos gobiernos, es realmente la muestra de que todos nuestros males están unidos y que la corrupción de este país está presente en cada rincón y en cada una de sus actividades.

Las carreteras siempre en mal estado o en arreglo permanente hacen que el viaje no sea la tierra tan prometida. Con cierres en las vías, trancones de horas y carreteras estrechas de uno o dos carriles se demuestra que las carreteras 4G son una utopía por decir lo menos.

Según las cifras del foro económico mundial “Colombia ocupa el puesto 104 entre 147 países en el ranking de calidad de las carreteras que hace parte del índice global de competitividad “, vergonzoso puesto y no hay excusa ya que nuestro vecino, Ecuador, con una topografía similar tiene las mejores carreteras de la región y los peajes en su costo cercanos a no más de un dólar.

En el congreso de la República cursa un proyecto de ley que quiere hacer grandes cambios en este tema, ya que las leyes internacionales dictan que la distancia entre pejes debe ser cada 150 kilómetros, algunas carreteras de Colombia tienen hasta 4 peajes en esta misma distancia. La vía de Bogotá a Villavicencio por ejemplo con una distancia de 117 kilómetros tiene 4 peajes y el costo de estos oscila entre los $12.000 y los $ 20.000 pesos. ¿A dónde va a parar este dinero?

Algo que produce risa y rabia al mismo tiempo es ver la entrada a estos peajes, como si fuese para la foto de la familia se muestran 6 o más entradas espectaculares, que terminan unos metros después en una raquítica salida en embudo que desemboca en estas carreteras de tristeza.

Podemos decir que ciertas partes de los viajes se viven en fragmentos de ilusión, los bellos paisajes hacen olvidar por momentos que a unos cuantos metros al frente nos espera alguna carretera en arreglo o una vía cerrada por causa de la naturaleza, pero nunca por la ineptitud de nuestros gobernantes.

Actualmente Colombia tiene más de 177 peajes, muchos de ellos construidos al gusto de alcaldes y gobernadores que buscan entradas económicas para sus pueblos o ciudades, por supuesto, sin ningún estudio o reglamentación. Como si fuera poco, para este fin de año el gobierno de Duque estrenará otros 18.

Ojalá algún día el sueño de autopistas modernas que conecten este país plural sea una realidad y no un negocio más de los gobiernos de turno, por cierto, un señor que vende ciruelas a la entrada de uno de estos peajes cobra por un pequeño paquete $10.000. Este mismo paquete cuesta en cualquier tienda $2.000 ¿Puede el lector decirme cómo le explico a este humilde hombre que la usura no es lo correcto?

Feliz viaje….

Por: Esteban Mora

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