Periodismo de bien

Debo confesar que llevo muchos años sin escuchar noticias radiales o televisivas colombianas porque escucharlas ha sido desde siempre asistir a la audición de la mentira, a la apología de lo ilegal, a la fiesta del ridículo comercial y engañoso, y a la indignación por lo que ellos llaman «información imparcial», que es totalmente parcializada, manipulada para la derecha corrupta y para el estamento político del momento.

La radio colombiana, que tuvo un fuerte impacto en el continente hace muchos años, creo que gozó esta suerte más por el acento atractivo que por un profesionalismo del que se jactaban; nunca existió, nunca una mirada verdaderamente crítica. De hecho, estos periodistas, como muchos políticos, vendieron en el exterior una Colombia que no existía, hoy la realidad de los hechos los deja atónitos y por supuesto la imagen de este «paraíso» se diluyó en este presente infernal.  El mundo hoy sabe que somos una mentira democrática y nuestras miserias se ventean en imágenes y en pequeños videos violentos, la magia de internet nos muestra como somos.

Escuchándolos en estos días comprende uno perfectamente lo que es la posverdad. Entiendo lo complicado de leer la verdad de los hechos, pero con ellos uno aprende a diferenciar lo claro de lo oscuro, no dejan lugar a la duda por su evidente mala intención y manipulación de la realidad en un afán de mostrar que » todo lo que pasa es culpa de unos desadaptados jóvenes enajenados por la izquierda castrochavista o por los vándalos de las FARC del ELN y otros grupos criminales». En Colombia nada pasa, las estadísticas son solo eso y ellos en sus mínimos círculos viven en otro país, en otra realidad, burgueses en el reino de la miseria, ni siquiera verdaderos burgueses, estos mestizos (debemos decírselos) no habitan el país de las maravillas, apenas Macondo mágico y agónico.

En una entrevista de hace unos días, por ejemplo, un gurú en decadencia de esta radio, el famoso cuñado del presidente (sus nombres antipáticos los puedo obviar) le mandó un silogismo al entrevistado Fajardo, el silogismo como método deductivo es tema de décimo bachillerato y parece ser que no lo aprendió, como tampoco aprendió su oficio, decía lo siguiente:

Petro incendia el país.

Usted apoya a Petro.

Por lo tanto, usted incendia el país.

Aristóteles invertido, este señor no entiende que, si la premisa mayor no es cierta y universal, pues estaríamos en un mundo aún más al revés del que habitamos, su lógica es más o menos como decir que:  todas las aves vuelan, la gallina es un ave por lo tanto la gallina vuela. Un error que, claro es el resultado de una falacia. A él le dedico el siguiente silogismo, creado con su lógica:

 Los periodistas son estúpidos.

 Usted es periodista.

 por lo tanto, usted es estúpido.

Otros colegas suyos de Blu Radio hablando con periodístas extranjeros, preguntaban insistentes sobre la imagen que ellos estaban mostrando en el exterior de nuestro » amado país», y a la respuesta sensata de los medios exteriores que les decían «pues la verdad la situación es violenta» hay 74 asesinatos, hay violaciones y desaparecidos y un largo etc, nuestros reporteros les decían que esto sucede en todo el mundo y que en nuestra policía hay pocas manzanas podridas que investigar y claro que los vándalos necesitan mano fuerte.

Otra colombiana que trabaja en Telemundo en Estados Unidos no sabía cómo pedirle disculpas a la caricatura de presidente que tenemos, por preguntarle si era títere del innombrable, ella osada y reprendida terminó la farsa llena de disculpas por su atrevimiento, pero cuando entrevistan a candidatos de oposición son frenteras, cuestionadoras y sacan a relucir sus preguntas más inquisidoras.

Estos personajes por suerte se enfrentan hoy a una ciudadanía más informada y mejor formada, es común que estudiantes, líderes sociales, diversos profesionales y muchos entrevistados los dejen con sus comentarios y preguntas en el peor de los abismos del silencio y el ridículo.  Sus preguntas los condenan, las palabras los crucifican.

Los ejemplos sobran en esta columna ya que todos los días generan controversias con sus pobres análisis.  Ahí están también algunos periodistas deportivos que hoy se atreven a hablar de política y a quienes la prensa extranjera los mira con asombro, estos lenguaraces no tienen vergüenza y mucho menos respeto por su propio pueblo, no les perdonan a los jóvenes otro éxito de las marchas, que lograran hacer cancelar la copa América. No necesitamos más circo, pero sí algo más de pan. 

Por fortuna viene la parte positiva y es la aparición del nuevo periodismo o periodismo independiente, jóvenes inteligentes que comprendieron el significado de su labor; denunciar, cuestionar y pensar de manera crítica. Al mirar por Youtube el número de seguidores de Alejo Vergel, Beto Coral, Ariel Ávila entre tantos otros y por supuesto canales alternativos, se respira un poco más tranquilo, pues en ocasiones superan en visitas a los medios que aquí cuestiono y comprendo que solo los conservadores obstinados, algunos viejos desinformados y los uribistas díscolos los escuchan.

Claro, están los columnistas de medios independientes o de un periódico que ha mostrado sensatez y es el Espectador allí encontramos la experiencia de escritores que se han convertido en nuestros guías intelectuales «los espirituales son del gusto y elección de cada lector» nombro y agradezco cada día de lectura de Santiago Gamboa, William Ospina, Piedad Bonet, Julio César Londoño, Javier Ortiz Cassiani, Lisandro Duque Naranjo, no los puedo nombrar a todos pero son más, benditos sean entre tanta oscuridad. De los demás medios ninguno. Ojalá la memoria colectiva los olvide, no los conozca y estén condenados a un reducido y torpe grupo que cree en sus opiniones sin argumento.

 Escribo este artículo después de escuchar y torturarme durante unos días con el periodismo insensato, poco veraz, cínico, cómplice y vulgar colombiano. Lo único que me generó mucho placer fue ver imágenes subversivas, simbólicas y poéticas, como la de la mujer encapuchada  que tiñe de rojo las letras de la revista «Semana» las de los héroes de la primera línea en momentos de su defensa por la vida, la de los jóvenes en el monumento a los Héroes en Bogotá o la de los pueblos indígenas marchando a apoyar las marchas y claro de algunas madres acompañando a sus hijos  a marchar para que por fin comprendan los obtusos que no son solo los jóvenes indignados , que aquí grita todo un país cansado de las sobras, de las ruinas, de la corrupción de un narco estado indolente, de muchas plagas que no deberían tener una segunda oportunidad sobre esa tierra.

Por: Esteban Mora

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